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Docentes del CTDP, José Luis Guzmán Dalbora y Agustina Alvarado Urizar, son elegidos para el Directorio del Instituto de Ciencias Penales de Chile.

En la tradicional asamblea ordinaria de socios celebrada este 17 de abril, el Instituto de Ciencias Penales de Chile, renovó a su Directorio para el periodo 2023-2025, siendo elegidos como directores los integrantes del CTDP, Dra. Agustina Alvarado Urizar y el Dr. José Luis Guzmán Dalbora.

En esta oportunidad, los elegidos para el Directorio, además de los integrantes del Círculo Telemático, resultaron ser los Profesores María Elena Santibañez, Juan Pablo Mañalich, Alex van Weezel, Laura Mayer, Paula Vial, Manuel Rodriguez, Daniel Vergara y Ximena Marcazzolo.

En tanto, con un 62% de la votación a favor por parte de los miembros que participaron de la asamblea anual, la Dra. Laura Mayer Lux, se convirtió recientemente en la nueva presidenta del Instituto de Ciencias Penales, hito especialmente relevante, pues se trata de la primera vez que una mujer ocupa el cargo.  Fue electa también, como vicepresidenta, la académica de la Universidad del Desarrollo, Dra. Ximena Marcazzolo Awad. 

El organismo se fundó en 1937 como una corporación de carácter científico, privado e independiente, creada con el objeto de estudiar las ciencias penales bajo todos sus aspectos y contribuir a su progreso. Los socios fundadores se reunieron por iniciativa del médico Israel Drapkin, director del Instituto Nacional de Clasificación y Criminología, y por invitación de Manuel Jara Cristi, director general de Prisiones. La composición de su primer directorio y el perfil de sus treinta y seis socios fundadores (en su mayoría médicos y abogados) daba cuenta de la amplitud disciplinaria y metodológica que caracterizaba al positivismo de la época. 

El Instituto asumiría poco después la responsabilidad de la edición de la Revista de Ciencias Penales (que se editaba ya desde 1935), ocupando más tarde la presidencia el profesor Luis Cousiño. En coincidencia con los cambios culturales del siglo, dos décadas más tarde el Instituto daría un giro hacia el cultivo predominante de la dogmática-jurídica. Se inaugura así un período de especial esplendor para el Instituto y la ciencia penal chilena. Un período intenso en actividades científicas y editoriales (la propuesta de Código Penal Tipo para Latinoamérica  y el auge de la Revista de Ciencias Penales coinciden con este período), a la vez que decisivo para la composición del fondo bibliográfico del Instituto (a su tiempo una de las mejores colecciones especializadas de Latinoamérica).

Al día de hoy, distintas generaciones de cultores del derecho penal convergen para mantener viva la memoria de quienes forjaron el Instituto y reemprender la actividad científica y editorial que constituye su sello. La reedición de la Revista de Ciencias Penales, los ciclos de Conferencias Regionales organizados en conjunto con los Colegios de Abogados, su Mesa de Actualidad Jurisprudencial en las Jornadas Chilenas de Derecho Penal y Ciencias Penales, y el Premio Pedro Ortiz Muñoz, son algunas de sus iniciativas más palpables.